681 kilómetros nos recorrimos hasta Pomona para vivir la auténtica experiencia de Halloween: la ceremonia de clausura de la Rob Zombie's Great American Nightmare, espectáculo que llevaba celebrándose todo el mes, y este sábado acababa a lo grande.
Seguro que podéis adivinar por dónde se entraba.
Empezamos visitando las casas del terror, inspiradas en tres
películas del anfitrión: The Lords of Salem era un laberinto que había que
recorrer con la cabeza cubierta por una capucha mientras sonaba una musiquilla
irritante e iban pegándote sustacos. The Haunted World of El Superbeasto no
sólo era muchísimo mejor que el bodriete homónimo, sino que resultó ser el
mejor espectáculo en 3D que he visto jamás. Y finalmente La Casa de los Mil
Cadáveres, que estaba llena de imágenes repugnantes, representaciones de todo
tipo de salvajadas y figurantes disfrazados que persiguieron a Bioletti por
todo el recorrido.
¿No es ese el monstruo de Golpe en la Pequeña China?
El de detrás, listos.
Los Eagles of Death Metal dieron un concierto cumplidor, de
teloneros. Empezaron flojicos ante un público bastante indiferente, pero consiguieron
remontar a base de meter más y más caña. Cómo sería la cosa que Joey Castillo cascó
la primera baqueta en la segunda canción y ya hacia el final reventó uno de los
platillos (¡¿?!) por lo que Jesse Hughes y Dave Catching se vieron obligados a
improvisar un descojonante duelo de guitarras.
A continuación llegó Rob Zombie, el concierto que todo el
mundo menos nosotros había ido a ver. Aprovechando nuestra inmejorable posición
nos quedamos a verlas venir y acabamos flipando con el espectáculo más grande
del mundo: Instrumentos grotescos, chorros
de espuma, robots gigantes bailongos, proyecciones satánicas, cañones de
confeti, disfraces que cambiaban entre canción y canción, improvisada versión
de Metallica con Urutsukidoji de fondo... pero lo mejor de la noche llegó
cuando, para clamor popular, el guitarrista tocó el himno de USA con los piños
y se cascaron la versión definitiva de los Grand Funk mientras caían globos
enormes con los colores de la bandera y el recinto amenazaba con venirse abajo.
La piel de gallina, oigan.
Ah, y tocaron Dragula, claro.
(.)
hijos de fruta! como lo gozan! joder joder, como me molaria a mi ver a rob zombie por estos lares...
ResponderEliminarbesos y abrazos.
Queremos veros disfrazados!
ResponderEliminarNe
Uy, pues no nos disfrazamos, pero tenemos unas cuantas ideas para el año que viene...
EliminarEso suponiendo que sigamos por aquí, claro. Aunque también podríamos ponerlas en práctica en Pamplona. En el Keops, sin ir más lejos.
(.)
Jodor qué guapo todo!!! Me encanta el monstruo. Si que se parece al de Golpe en la Pequeña China. Y el craneo gigante cornudo es la leche!!
ResponderEliminarNos acordamos mucho de ti, claro.
Eliminar(.)