Aprovecho
esta oportunidad que se me presenta para actualizar el blog y manteneros
informados. De momento, empero, continuamos incomunicados.
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Algo
que sorprende en cuanto uno pisa Davis es lo asquerosamente amable y educado
que resulta todo el mundo.
Con
varios años a mis espaldas en el gremio de la hostelería, puedo certificar lo
obvio: la atención al cliente es pura engañifa, y no siempre es fácil resultar
tan falso y agradable como se espera de uno. Aquí, sin embargo, la gente te
colma siempre en atenciones, pero cuidando de no resultar agobiantes, como
ocurre muchas veces en el comercio de casa. Es normal que la cajera del súper
te pregunte cómo piensas preparar esas patatas que estás comprando, o que mi
casera, sin ir más lejos, nos diese un
abrazo al formalizar el contrato, y nos obsequiase con alimentos para poder
disfrutar de nuestra primera cena en casa.
Diréis
que en ello les va la famosa propina, pero no sé yo... Juraría que su
entusiasmo es genuino y más allá de la formalidad; herencia quizás del pasado
hippie que lo impregna todo. Porque ocurre en todas partes: Si al caminar por la calle tu mirada se cruza
con cualquiera de los viandantes, en lugar de mirar con incomodidad para otro
lado, aquí te corresponden con una desarmante sonrisa.
Una
más para que os hagáis a la idea: nadie abandona el bus sin dar las gracias
alzando la voz (lo justo, claro). Y lo que resulta más gracioso aún, el propio
conductor responde en la mayoría de ocasiones, deseándole buenos días al pasajero.
Hablando
de autobuses. Me planteo iniciar una sección dedicada a las conversaciones que
se entablan esperando en la parada y a los peculiares personajes que así se
conocen.
(.)
Pardiez!! Cuanta felicidad!! Ante todo desconfía, No sería la primera vez que detrás de tanta alegría y amabilidad se escondiera la influencia de un oscuro dios pagano. Sobre todo no aceptes infusiones ni tartas de los vecinos. Y si te hablan de una fiesta del vecindario en la que el plato principal es una sorpresa, huye sin mirar atras!!
ResponderEliminarHummm... ¿demasiado tarde? Acabo de ponerme el disfraz de oso y voy de camino de una fiesta invitado por unos simpáticos lugareños. Corretearemos alrededor de tótemes fálicos y luego se celebrará algo que no he entendido muy bien, ¿una fogata de mimbre?
ResponderEliminar(.)
Rayos, obviamente se trata de un ritual pagano para la recogida de la cosecha. Me temo que tu única opción es cambiarle el disfraz de oso a un homeless para que se lo merienden a él.
ResponderEliminarEn Irlanda también se despide uno del conductor dándole las gracias, saliendo por la puerta delantera. Aquí te 'obligan' a salir por la trasera, así con la excusa de que no ves puedes cerrar la puerta y doblar al pasajero justo por las costillas :p
ResponderEliminarBien Kajones, bien, se nota que te chapaste bien la asignatura de "Villaveseros del mundo".
ResponderEliminarSabes que nos gustan las pelis de terror, ¡estamos ansiosos de ver las atrocidades que cometes cuando te dejen ponerte al volante!